Skip to main content

Video curso 2 – La actitud observadora

1.- La Actitud Observadora

Para aprender a gestionar todo lo que nos ocurre por dentro, primero tenemos que aprender a observarnos, a darnos cuenta de que nos ocurre. 

Metáfora del clavo: imaginaros que yo tengo un clavo aquí en el pecho, pero no soy consciente de ello, y cada vez que me doy una abrazo con alguien, me duele, como yo no me doy cuenta de que tengo un clavo allí, no puedo cuidarme, no voy con cuidado. En cambio si yo sé que tengo un clavo, entonces puedo hacer algo, ir al médico, que lo saquen, curar la herida con vendajes, etc… Solo puedo cuidarme si se que me ocurre, si me doy cuenta.  

El piloto automático: vivimos en una sociedad donde todo va muy deprisa, y solemos vivir en piloto automático, sin ser conscientes de que me pasa por dentro. Parar, respirar es una revolución, y nos sirve para tomar consciencia de cómo estamos. 

El foco fuera: normalmente estamos muy pendientes de lo que ocurre a fuera, del que dirán, de cómo me juzgaran, de los peligros, de las cosas catastróficas que pueden pasar, es cómo vivir en una situación de alerta. Por otro lado también estamos muy pendientes de lo que necesitan los demás, de atender a los otros, de evitar el conflicto con el otro para que no se enfade y toda esta atención hacia fuera hace que nos olvidemos de nosotros. Por esta razón en el curso vamos a practicar a poner el foco dentro, a mirarte mas a ti y empezar a cultivar este hábito. 

Aprender a observarse necesita 3 pasos:

  • Parar o reducir el ritmo. 
  • Poner el foco dentro y respirar.
  • Observar lo que me ocurre sin juicio, con cariño.

Reprimir, controlar:

Lo mas habitual cuando nos observamos es que cuando encontramos alguna cosa que nos molesta, o no nos agrada o nos es incómodo queremos quitárnoslo, queremos eliminarlo.

Por ejemplo, cuando estamos tristes y sentimos que estamos a punto de llorar, muchas veces queremos que eso no ocurra, e intentamos con todos nuestras fuerzas, reprimir la emoción, controlarla o eliminarla. 

Nos enfadamos con nosotros mismos por estar sintiendo tristeza, como si uno pudiese controlarlo. 

Juzgar lo que sentimos:

Además de juzgarnos, nos decimos frases tipo:

  • No deberías llorar por esto
  • Es una tontería, no deberías estar triste
  • Es que eres tonto, ya estas llorando otra vez. 
  • Eres muy sensible, deberían afectarte menos las cosas.
  • Estar triste esta mal, la tristeza es mala. Juzgamos las emociones como buenas y malas. 

Una mirada compasiva, aprendiendo a acompañarte

La metáfora del niño que tiene miedo: nos podemos imaginar que tengo delante mio a un Ferran de 7 añitos que tiene mucho miedo y puedo hablarle de dos formas:

  • Le puedo decir, venga va no tengas, miedo, se fuerte, el miedo es de cobardes, no deberías tener miedo, venga espabila, vete a dar una vuelta que me molestas etc… (¿Cómo creéis que se va a sentir ese Ferranet?
  • O por lo contrario le puedo decir: es normal que tengas miedo, yo también estaría asustado, me sentaría a su lado simplemente que notara mi compañía, quizás le daría la mano, y estaría a su lado el tiempo que el necesitara.  (¿Cómo creéis que se va a sentir ese Ferranet?

Te invito a que te observes con compasión, te invito que te acompañes en todas tus emociones y sensaciones de la misma forma que acompañarías a tu yo de 7 años. 

  • Te invito a que te acompañes en la tristeza, el miedo, la ansiedad, la vulnerabilidad, la tensión, el enfado, la vergüenza, la inseguridad.
  • Te invito a que no reprimas todas emociones, sino que poco a poco empieces a dejártelas sentir. (Solo en un lugar seguro como es el curso o con el acompañamiento de algún amigo o profesional) 
  • Las emociones vienen y van, son como olas, si las observo y dejo pasar, si las transito, se acaban, si las reprimo chocan y salen por otros lados.

¿Cómo ponerlo en práctica en el curso?

Veréis que en el curso os van a pasar muchas cosas por dentro. Algunos alumnos sienten que algunas sesiones son una montaña rusa emocional. 

Durante el curso tenéis la oportunidad de practicar el dejaros sentir las emociones, en vez de controlarlas o reprimirlas. Permitirme llorar, permitirme expresar que siento miedo o me siento vulnerable, son pasos muy grandes que os ayudarán a cultivar esta mirada compasiva. 

Dejar de juzgar las emociones como buenas o malas, y cambiarlo por cómodas o incómodas. 

Tratarme a mí, igual que trataría a mí yo de 7 años, cuando este triste, con miedo o vulnerable. 

Aceptar que somos humanos y sentimos muchas emociones. 

Experimentar el alivio y liberación de poco a poco poder soltar y transitar mis emociones. 

Este formulario se encuentra actualmente en mantenimiento. Por favor, inténtalo de nuevo más tarde.